Los terrenos donde se asienta actualmente el barrio estaban inundados de agua hasta mediados del siglo XVIII. La historia de la Barceloneta está ligada al crecimiento y desarrollo del puerto de Barcelona. El suelo que ocupa el barrio se ha ido formando lentamente a partir de la construcción de un primer dique y del primer puerto creado en 1687, que junto con la isla de Maians sirvieron para ir reteniendo y que se fuesen afianzando las arenas aportadas por las corrientes marinas que recorrían la costa.
Cuando se fundó el barrio, la ciudad se encontraba en un momento de reactivación económica gracias al desarrollo de la industria algodonera y el enderezamiento del comercio con América, lo cual hizo que la población de la ciudad se duplicara. Por este motivo se quiso mejorar el puerto y sus alrededores, entonces se creó una Junta de Obras del Puerto y se decidió la construcción de la Barceloneta en 1753 para solucionar los problemas habitacionales de la ciudad. El plan de barrios proyectó la rehabilitación de 57 fincas, así como de calles y plazas de la Barceloneta.
Antiguamente, todas las casas eran iguales. Tenían 120 metros cuadrados, con planta baja, primer piso y tejado, así que tenían unos 60 metros por planta. Tenían acceso por delante y por detrás, y en la fachada había tres aberturas por cada piso; en la planta baja, dos ventanas y la puerta, y en el segundo piso, dos ventanas y la salida al balcón. A partir del año 1857 con la jurisdicción municipal, fue entonces cuando se construyó el mercado y también se permitió aumentar la altura de los edificios. Coincidiendo con la revolución industrial, muchas fábricas comenzaron a instalarse en el barrio, y estas atrajeron a muchos obreros a buscar una vivienda de alquiler lo más cerca posible de su lugar de trabajo.
Esta demanda de espacios para vivir hizo que muchos propietarios quisieran sacar el máximo provecho. Muchos de los edificios originales fueron ampliados con pisos adicionales. Pero, además, muchos de los que ya existían se dividieron en dos apartamentos por piso. Es lo que en la Barceloneta llaman el Cuarto de Piso. De esa forma, de una casa de 120 m2 para uso de una sola familia se pasaba a 4 apartamentos de 30 m2 para 4 familias diferentes.
Actualmente en la Barceloneta predomina, esa mezcla de los de “siempre” con las nuevas generaciones, esto lo convierte en un barrio con carácter y multicultural, sin perder la esencia que tanto atrae a los inversores, su localización privilegiada y cercanía a los puntos de interés de Barcelona la hace un barrio único.
Toda la zona del casco antiguo de la ciudad (Borne y Gótico) siempre está liderando las primeras plazas de la lista de rentabilidad. Nunca pasa de moda y, con su mezcla clásica y vanguardista, su cercanía al mar y su efervescente vida cultural, sigue siendo un caramelo para muchos extranjeros que quieren experimentar lo que es vivir en el epicentro de la ciudad. Su rentabilidad es de entre el 5% y el 6%.